Con el anuncio de un posible acuerdo para la vuelta al fútbol, el hincha ya empieza a sentir esas mariposas en el estómago, que solo el fútbol nos hace sentir.
El retorno a las canchas en un comienzo será sin público, dada la situación de emergencia sanitaria y más adelante, en pequeñas cantidades, la gente podrá volver al estadio, hasta que la situación en tema salud se normalice.
La pregunta que hacemos desde Pasión Albiverde es ¿Cómo afecta a la microeconomía la no asistencia del público al estadio?
Un domingo cualquiera, un domingo en el Tahuichi, significa o significaba casi un ritual colorido y folclórico para ver al equipo de tus amores.
Desde el tomar un micro o si vas en auto, pagarle al amigo para que te lo cuide, llegar a la esquina del estadio y ver los vendedores de poleras “piratas”, comprar un asiento (papel o plastoform) y naturalmente pagar una entrada. Todos esos pasos previos en el ritual de ingresar a la cancha.
Una sodita para la espera al inicio del partido, si hace calor y si llevamos niños, un colorido rapadillo y a sufrir. En el medio compramos papas fritas o chipilo, según el paladar de cada uno.
En el entretiempo tenemos diferentes opciones: asaditos, la “famosa” Panza rebozada del estadio, fridositas, la segunda soda o mocochinchi. Y aunque haga calor y claro, mejor si el sol ya bajo, un café típico en el estadio.
Luego de la lluvia de asientos y si el resultado es positivo para los nuestros, un choripán es parada obligatoria y si perdimos también. Solo que con más llajua.
La no asistencia del público, no solo afecto a la recaudación por parte de los clubes, que por supuesto que es un ingreso que ayuda a las instituciones, pero también afecta a miles de familias en todo el país, que desarrollaban una actividad económica, ligada al espectáculo y al folclore de un domingo cualquiera, un domingo de fútbol.